Bioarquitectura, la revolución verde de las empresas constructoras

Aprobado definitivamente el proyecto de Madrid Nuevo Norte

Nada de mazacotes de hormigón que rompen la estética del lugar ni de materiales fríos que alejan al ser humano de su hábitat originario.

Existe una nueva generación de arquitectos con unos principios muy claros y definidos: las construcciones no tienen por qué ser la antítesis de lo natural. La vida en la ciudad es posible, sí, pero no hay nada más perfecto que el propio planeta, y es por ello que las empresas constructoras deben mirar hacia él e intentar imitarlo en todo lo posible

Es de esta premisa de donde surge el concepto de bioarquitectura”, una tendencia en la que los elementos ofrecidos por la naturaleza son la clave para crear espacios agradables y sostenibles. En la bioarquitectura, el constructor busca conseguir una especie de equilibrio entre las exigencias de la vida moderna y la necesidad de vivir en armonía con el entorno.

La explicación al por qué de este movimiento debe buscarse en el boom inmobiliario de las últimas décadas. Durante muchos años, numerosas empresas constructoras se adhirieron a la lógica del «todo vale», causando verdaderos estragos medioambientales, visuales e incluso de movilidad y planificación urbana. Para el constructor, lo único importante era ofrecer un producto moderno, actual y atractivo para los posibles compradores. Así, la auténtica función de la arquitectura (la de crear espacios aptos para la vida) se fue diluyendo en un mar de otras prerrogativas con más peso que el equilibrio medioambiental.

Afortunadamente, cada vez son más los arquitectos y las empresas constructoras que se alejan de estas creencias y recuperan los principios de esta profesión. Los adeptos a la bioarquitectura utilizan técnicas muy diversas, que van desde el uso de materiales como la madera o el adobe hasta el diseño de planos que respeten el lugar. Es decir, no es lícito talar un árbol para construir un balcón, por lo que dicho balcón deberá adaptarse de una u otra forma a la existencia de ese elemento en las inmediaciones. Además de esto, es importante el uso de tecnologías que aprovechen la energía solar, eólica o hidráulica.

En España, todavía falta mucho trabajo por hacer para concienciar al constructor de la obligatoria necesidad de cuidar el entorno. No obstante, es cierto que cada vez son más las empresas constructoras que se encuadran dentro de esta filosofía. Construccions F60 es una de las susodichas empresas constructoras que ya ha interiorizado la relevancia de la bioarquitectura. Tal y como declaran sus directores, «la intención es proponer un tipo de arquitectura y diseño que sea sensible con el medio ambiente. El resultado son hogares eco-compatibles, competitivos en cuanto a los costes, con diseños vanguardistas y de gran practicidad».

El caso de F60 Construccions es un claro ejemplo de la reconversión que han sufrido empresas del sector. Con más de 29 años de experiencia, cuando comenzaron a realizar edificaciones apenas unos pocos estaban preocupados con la destrucción de nuestro hábitat. Sin embargo, la evidencia de que se estaba yendo por el camino errado era tan clara que decidieron adoptar los principios de la arquitectura ecológica. Actualmente se han convertido en una de las compañías más innovadoras dentro del gremio y disfrutan de la confianza de una amplia cartera de clientes.

En definitiva, la revolución verde de la arquitectura llega para acabar con el tópico del constructor como un asesino de la naturaleza, del constructor como elemento nocivo. Ahora, gracias a la bioarquitectura, las ciudades, los edificios y las casas se vuelcan con el medio ambiente, dando como resultado un movimiento integrador que aglutina conceptos como respeto, educación, sostenibilidad, confort, vanguardia, estética y desarrollo.