Energía solar: Un momento en la encrucijada

Nuestro país destaca por tener una industria solar muy consolidada, con una tecnología madura y un fuerte tejido empresarial. En los últimos meses, los cambios legislativos y la reducción de las primas han hecho que atravesemos un momento, para muchos, de incertidumbre.

Nuestro país se ha encontrado siempre en los últimos años entre las primeras potencias en energía solar, especialmente por su capacidad tecnológica, el amplio tejido empresarial y la decidida apuesta de la administración por esta fuente renovable. Sin embargo, el camino hacia ese futuro prometedor, nos encontramos en una verdadera encrucijada.

Análisis, debates sobre las conveniencia de las ayudas, negociaciones e incertidumbre se mezclan y ensombrecen la optimización y el aprovechamiento de la fuerza del sol. Un momento de cambios que hace replantearse las estrategias y las decisiones adoptadas hasta el momento por los diferentes actores.

 

 

Según unas recientes declaraciones de Juan Laso, presidente de la Asociación Empresarial Fotovoltaica (AEF,) “en menos de una década, la producción española de energía solar fotovoltaica ha pasado de unos 12 a más de 3.500 megavatios. En el mundo se ha generado una progresión equivalente, desde 150 hasta más de 23.000 megavatios al final de 2009. España se mantiene como tercer mercado fotovoltaico mundial, con una cuota del 15,5% de la potencia instalada en todo el mundo”.

Laso recuerda la importancia de este sector en la economía y el gran peso que tiene en cuanto a generación de empleo y riqueza “La inversión acumulada en la industria fotovoltaica española supera los 23.000 millones de euros, con cerca de cien mil puestos de trabajo creados hasta 2008 y más de 51.000 instalaciones en funcionamiento. En su momento de mayor desarrollo, el sector solar ha llegado a representar más de un 0,6% en el Producto Interior Bruto nacional.”

 

 

Una industria pionera en tecnología

En este sentido, explica que la industria española fotovoltaica ha sido pionera en soluciones tecnológicas y ha suscitado el interés de muy numerosos inversores nacionales e internacionales., “El resultado es que disponemos de una industria con capacidad de moverse fuera y exportar. Sólo necesitamos el indispensable apoyo que cualquier otro sector emergente y considerado estratégico requeriría. La ventaja resulta sustancial, porque a medio plazo esta fuente de energía va a ser determinante en todo el mundo. Por ejemplo, Nabuo Tanaka, director de la Agencia Mundial de la Energía, asegura que entre el 20% y el 25% de la electricidad del mundo podría tener origen solar en 2050”.

Esta buena situación y las perspectivas de desarrollo se ven ahora mermadas, según las diferentes patronales del sector por el anuncio del Ministerio de Industria de reducir las primas para las nuevas instalaciones fotovoltaicas en un 45% (suelo) y en un 25% y un 5% (techo). Industria ha remitido a la Comisión Nacional de Energía (CNE) para su informe tres proyectos de reales decretos y una propuesta de orden ministerial relacionados con el régimen especial y con el cambio de modelo energético hacia la generación distribuida y el autoconsumo. Uno de los proyectos de reales decretos, además de recoger los acuerdos alcanzados por el Gobierno con los sectores eólico y termosolar, establece este nuevo sistema de primas para la energía fotovoltaica.

El modelo propuesto ha sido rechazado por las patronales al considerar que puede paralizar la actividad sectorial y merma la  credibilidad  entre los inversores nacionales y extranjeros. Una decisión que sitúa al sector en una situación “especialmente difícil” en un momento económico tan delicado.

A la vuelta del curso político, en el último tramo del año se verá cómo se resuelve esta encrucijada y cómo es capaz el sector de amoldarse a las nuevas condiciones. Un reto para el que habrá que estar especialmente preparados.