‘El futuro, en la construcción sostenible”

Gonzalez Alberto-UNED

El profesor de Ingeniería Industrial de la UNED subraya la necesidad de que los edificios integren todos sus servicios

Edificio inteligente: Lo más difícil

«A la hora de construir un edificio inteligente lo más difícil es saber qué hay que hacer y hasta dónde hay que llegar», explicó ayer el profesor Antonio González-Alberto, secretario del curso Diseño y gestión técnica sostenible de edificios inteligentes. González Alberto añadió que, el límite impuesto a este tipo de edificaciones lo pone «el dinero que se quiera invertir».

«Lo difícil es decirle al propietario hasta dónde debe de gastar y qué es lo que le hace falta para cubrir sus necesidades más perentorias, ya que las exigencias de un hospital no son las mismas que las de un centro comercial», explicó.

Además, añadió que el ingeniero debe ser capaz de asesorar qué servicios son necesarios y cuáles son un lujo superfluo. «Como poder se puede hacer de todo, pero un edificio inteligente mal diseñado puede convertirse en un gasto estratosférico que finalmente no cubra las necesidades que debe», explicó.

Instalaciones automatizadas

González-Alberto explicó que un edificio inteligente no es sólo una instalación automatizada, sino que además debe cumplir el requisito de tener todos esos componentes integrados. Añadió que, actualmente, muchos edificios sí tienen las instalaciones automatizadas pero no integradas.

Para el profesor e ingeniero, el término «edificio inteligente», aunque es comprendido por todo el mundo, puede llevar a error porque «la inteligencia supone un grado de independencia y autonomía que un edificio por sí mismo no tiene». Él prefiere referirse a este tipo de construcciones como «edificios con instalaciones automatizadas e integradas», y esto último, es «indispensable» para que el sistema funcione «como un todo».

Inversión

En cuanto a la inversión, explicó que el gasto que supone integrar en un sistema las instalaciones automatizadas de un edificio no es tan alto. «Cuando el propietario decide construir instalaciones automatizadas ya está haciendo un gasto importante, el siguiente paso, que supone optimizar todos esos recursos integrándolos y consiguiendo así un verdadero edificio inteligente, supone tan sólo entre un cinco o un diez por ciento de la obra».

Además, la integración supone un ahorro considerable «sobre todo de funcionamiento y de gestión». «El conocimiento es la base del poder, si el propietario sabe cuánta electricidad gasta y dónde, por qué y a qué hora, pondrá los medios para que cada uno de esos elementos funcione óptimamente».

¿Qué es sostenibilidad?

El concepto de sostenibilidad parte de la idea de que «el planeta no es una fuente ilimitada de recursos», explicó el ingeniero industrial Juan Manuel Espinosa Peñuela. Por si había alguna duda sobre este asunto, se han encargado de demostrarlo las crisis energéticas, la degradación del medio urbano, el alarmante aumento de la desertización, el calentamiento global del planeta, y, la cada vez más limitada reserva de materias primas. Igualmente falsa es la creencia habitual de que la naturaleza está al servicio del hombre, indicó el experto en su intervención de ayer en el curso de verano de la UNED.

Al mismo tiempo, se debe tener en cuenta que el Medio Ambiente tiene una capacidad limitada de asimilación natural de sustancias no deseadas. Por su parte, el desarrollo sostenible es un concepto que alude a la posibilidad de mejorar la capacidad actual de mantener el medio ambiente, tal como se conserva ahora.

De ahí se deduce, que una construcción sostenible consiste en la «creación y gestión responsable de una construcción ambientalmente saludable, basada en recursos eficientes y principios ecológicos».

El profesor recordó que, según el Handbook of Sustainable buildings, el sector de la construcción es responsable del 50% de los materiales naturales extraídos de la naturaleza, del 40% del consumo energético y del 50% de los residuos generados.