Nuevo CTE: un beneficio para el consumidor

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Por Sergio Balcells, Presidente de IPUR

Me gustaría llamar la atención a los medios de comunicación dirigidos al ciudadano, al consumidor o al usuario sobre la reciente aprobación del Nuevo CTE, concretamente del Documento Básico de Ahorro de Energía (DB-HE) que modifica el Código Técnico de la Edificación (CTE) aprobado en 2006.

 Espero que entre tantas malas noticias económicas, los medios encuentren un hueco para reflejar esta información que será tan positiva para sus lectores. Y es que, al margen de tecnicismos y de requerimientos para los profesionales, este nuevo articulado a quien verdaderamente beneficia es a los ciudadanos que verán cómo las exigencias para los nuevos edificios o la rehabilitación de viviendas les llevarán a ahorrarse centenares de euros en su factura del gas o de la luz.

Desde el pasado 12 de septiembre, el Gobierno establece un “techo” de consumo energético para los edificios. Por fin, la Administración se ha dado cuenta de que sólo controlando el despilfarro de nuestro parque de viviendas, en muchos casos obsoleto y mal conservado, estará mucho más cerca de reducir la dependencia energética del país y por tanto de ayudar a mejorar la competitividad del mismo, factor clave para salir de la crisis.

 En 2020, sólo dentro de seis años, los edificios que se construyan deberán tener un consumo de energía “casi nulo”. Esto, en la práctica, significa que todos los edificios nuevos tendrán que tener un nivel de eficiencia energética mucho más alto que el actual alto.

¿Y esto cómo afectará a los ciudadanos, al consumidor?, os preguntaréis. Pues es muy sencillo: si nuestras viviendas y los centros de trabajo reducen cada mes su factura energética, la suma de esos cientos de euros anuales llevará a rebajar la factura energética del país, reducir su dependencia energética exterior y aumentar la competitividad, generando riqueza y empleo.

Esto sólo puede hacerse mediante la aplicación de medidas de eficiencia energética sobre nuestras viviendas: Ventanas que no dejen escapar el calor o calderas más eficientes…, pero, sobre todo y antes que nada, instalando el aislamiento óptimo; ni más ni menos. El óptimo significa el que aporta el máximo beneficio, el máximo ahorro, con el mínimo coste tanto de instalación como de mantenimiento.

Cuando hablo diariamente con personas ajenas al sector y les hablo de los beneficios del óptimo aislamiento, algunos imaginan obras costosísimas que no van a poder amortizar. Nada más lejos de la realidad. El aislamiento es el método más eficaz para reducir nuestra factura energética. Los países de nuestro entorno lo aplican desde hace años, con climas mas suaves y mas severos, el clima benigno de nuestro país hace tiempo que no es una excusa para ahorrar energía. El confort y el ahorro van en el mismo barco que los materiales aislantes.

Os pongo ejemplos de aislamiento con poliuretano, el material aislante que mejor conozco por mi cargo como Presidente de IPUR, la Asociación de la Industria del Aislamiento con Poliuretano en España.

Los números no engañan. Está probado que un aislamiento efectuado con Poliuretano, ya sea por el interior o por el exterior de la fachada, se amortiza en un periodo medio de cuatro años (muy por debajo de otras actuaciones en eficiencia energética que podemos lle var a cabo en nuestros hogares) y se mantiene toda la vida del edificio (no hay que cambiarlo, ni repararlo, ni mantenerlo cada ciertos años).

Si además este aislamiento cumple otra función clave en el edificio, como puede ser la impermeabilización de la fachada o la cubierta, caso del Poliuretano proyectado, el beneficio es notablemente mayor porque repercute no solo en ahorro de energía sino en la salubridad del edificio, evitando su deterioro por infi ltraciones de agua por el exterior o por las humedades del interior.

Es más, analizando los ahorros que hemos conseguido en inmuebles aislados con Poliuretano se ha llegado a la conclusión de que por cada euro invertido se obtiene un beneficio medio de unos siete euros. Con lo cual queda claro que llevar a cabo una reforma o rehabilitación que incluya la colocación de un correcto aislamiento no es un gasto sino una inversión.

Este es el motivo que ha llevado a los redactores de la nueva norma a exigir mayores espesores de aislamiento. Vivamos enCanarias o en Burgos, es un hecho que a mayor aislamiento de nuestras paredes, techos y suelos, menor será el gasto que tendremos que efectuar para mantenernos a una temperatura de confort.

Os animo a que entréis en nuestra página web (www.aislaconpoliuretano.com) y nos consultéis todas las dudas que se os planteen. Hemos habilitado un nuevo centro de consultas sobre el nuevo CTE, pero lo que más me gustaría es que este servicio lo utilizasen, sobre todo, todos aquellos ciudadanos que estén pensando efectuar una reforma o rehabilitación energética y que quieran conocer cuál es el método más eficiente y que les puede procurar mayores ahorros.

De igual forma, le pido al Gobierno que haga un esfuerzo más para que esta norma aprobada sea conocida por los ciudadanos. Los profesionales del sector sabemos que el aislamiento es el método más rentable que existe para mejorar la eficiencia energética, hacer frente al cambio climático, la dependencia energética y el fomento de la competitividad económica, pero…. ¿y nuestros vecinos? Hagamos que lo sepan, hagamos que se beneficien de ello.

IPUR, Asociación de la Industria del Poliuretano Rígido

www.aislaconpoliuretano.com