Una potabilizadora española con energía solar fotovoltaica para África

Potabilizadora-solar
Potabilizadora-solar

Azahara Padilla es un nombre que va a estar asociado a la energía solar fotovoltaica. Esta chica, licenciada en Ciencias Ambientales y Máster en Energía Solar y Renovables por la Universidad Miguel Hernández (UMH) de Elche ha diseñado una innovadora planta de tratamiento de aguas que funciona con energía limpia proveniente del sol. Una idea que ya ha llamado la atención de varias empresas.

Su finalidad, poder abastecer de agua a poblaciones africanas de pequeño tamaño donde tanta falta hace. El trabajo ha sido presentado como proyecto de Fin de Máster y ha sido coordinado por el profesor de la UMH Antonio Alcaraz Hernández, quien colabora con los Salesianos, establecidos en pequeñas poblaciones africanas, en Senegal Mali y Burkina Faso.

Ta como ha explicado Padilla, el conocimiento de estos países ha hecho posible “conocer en profundidad el problema que existe para acceder al agua y propusimos una planta capaz de utilizar la energía solar para producir agua potable de una forma sencilla y rápida”.

Módulos fotovoltaicos al servicio del abastecimiento

La idea del proyecto es aplicar módulos fotovoltaicos, tal como indica su autora. Para Azahara Padilla, es más indicado emplear dos paneles pequeños que uno grande “es mucho más cómodo para el transporte y para encontrar repuestos”.

Asimismo, si se estropea o se rompe un panel, la planta puede funcionar con el otro. La energía solar recarga las baterías que, si están completas, aseguran 6 días de abastecimiento.  Los resultados obtenidos señalan que la planta fotovoltaica podría producir 1.500 litros de agua al día con 10 horas de funcionamiento. Se trata de una cantidad suficiente como para abastecer a 100 personas, incluida el agua de consumo y saneamiento.

Para realiza este proceso, el agua proveniente del pozo pasa a través de una bomba a un depósito, se produce la decantación y atraviesa después un filtro de arena donde se eliminan los sólidos de mayor tamaño. Posteriormente, un sistema de carbón activo modifica las características organolépticas (se filtran las partículas que dan sabor y olor).

En el paso siguiente, se produce la microfiltración (se eliminan las partículas más pequeñas) y, por último, unas lámparas de luz UV eliminan los microorganismos. Una vez llegado ese momento, ya se puede abrir el grifo y beber, ya que la producción de agua potable se produce en el momento.

Los paneles fotovoltaicos y  la batería hacen que el equipo sea completamente autónomo a escala energética. La propuesta se basa en el empleo de dispositivos pequeños que permiten su transporte de forma cómoda, idóneos para poblaciones aisladas. Además, al no contar con sistemas electrónicos complejos, no es necesario ser experto para su mantenimiento. Por otra parte, el diseño modular permite conectar los paneles en series y llevar a cabo una ampliación en caso de que se produjeran cambios poblacionales. En cuanto al coste, el montaje de la planta es económico y se podría materializar por poco más de 4.000 euros.

Para realizar el proyecto, han realizado cálculos, apoyados en parámetros extraídos de sistemas internacionales. Asimismo, se ha tenido en cuenta la radiación solar de la que disponen en los países, ya que es importante determinar si va a ser suficiente para cubrir las necesidades energéticas de cada comunidad, así como la geografía, la latitud o la longitud.