Una casa centenaria con el mínimo consumo energético

Casa-Eficiente-MZ

Disfrutar de una casa centenaria con el máximo confort y el mínimo consumo energético ya es posible. Así lo describen desde Calderon-Folch-Sarsanedas Arquitecte. En este proyecto, el reto era intervenir en una vivienda construida en 1918 conservando la volumetría y fachada original a la calle pero mejorando sus prestaciones de confort térmico y acústico. Los sistemas constructivos y materiales utilizados en la rehabilitación han permitido alcanzar el objetivo disminuyendo al mismo tiempo la demanda energética de 171 kWh/m2a a 17 kWh/m2a (rehabilitación energética de factor 10), transformando una edificación tradicional existente en una Casa Pasiva en sólo 120 días.

Tres factores añadían dificultad a la operación: la mala orientación y poca libertad volumétrica -se trata de una vivienda entre medianeras con el jardín a noreste-; un presupuesto acotado y un plazo de ejecución ajustadísimo.

El diseño de la sección permite reorientar la vivienda. Un nuevo lucernario hace las funciones de captador solar y lumínico, a la vez que garantiza una ventilación natural cruzada evitando la estratificación térmica y sirve de soporte para las placas solares que se instalan. La ubicación de este elemento organiza un altillo, al que provee de vistas, luz y ventilación. Una gran ventana hacia el jardín introduce profundidad espacial y proximidad en el diálogo visual entre interior y exterior.

Se optó por un sistema de construcción en seco y prefabricado en taller, que garantizara la máxima precisión en la ejecución y el mínimo plazo de montaje en obra. Se diseñaron los distintos elementos constructivos –cubierta, fachada, altillo, escalera, lucernario- como piezas prefabricables en un taller de madera con sistema de control numérico. La cubierta se montó en un día, al igual que el lucernario, la fachada y el altillo.

Para conseguir las excelentes prestaciones de la vivienda, se han utilizado materiales de bioconstrucción, reduciendo el impacto ambiental y mejorando la biohabitabilidad. Así, la cubierta y la fachada al jardín se han construido a partir de un entramado estructural de madera local, paneles de madera OSB y 26 cm de aislamiento térmico de lana de oveja y aislamiento térmico de fibras de madera; la fachada está revestida de madera de alerce y la cubierta con una tarima de pino termotratado. En el interior, el altillo es íntegramente de panel tricapa de abeto y el pavimento de planta baja de linóleo. La vivienda está dotada de placas solares para ACS y un sistema de ventilación mecánica de doble flujo con recuperación de calor con un 88% de rendimiento nominal.

Fuente: Calderon-Folch-Sarsanedas Arquitecte