Un hotel rehabilitado energéticamente puede llegar a consumir hasta un 60% menos de energía, según Danosa
El coste energético es la segunda partida de gasto de estos establecimientos
Esto supone que un hotel español tipo de cuatro estrellas y 250 habitaciones con una ocupación media del 50% y que tiene una demanda anual de energía para climatización equivalente a 75.000 euros, puede reducirla hasta los 30.000 euros.
Precisamente, los negocios hoteleros tienen una intensa actividad energética, ya que buena parte de su factura proviene del gasto asociado a climatización, que puede llegar a suponer alrededor del 30% del total del gasto en energía, según el ITH, lo que representa la segunda partida de gasto de estos establecimientos, por detrás de las nóminas de los empleados.
Para ahorrar en energía es imprescindible actuar sobre ‘la piel del edificio’, tal y como recomienda Danosa, es decir, sobre su cubierta, fachadas y suelo, instalando un sistema de aislamiento que permita reducir las principales pérdidas térmicas a través de esa piel envolvente del edificio, que pueden representar hasta un 60% de las pérdidas totales por transmisión (incluyendo además las ventanas) e infiltraciones de aire.
Todo este gasto innecesario es consecuencia de que la inmensa mayoría de hoteles no están acogidos al Código Técnico de Edificación (CTE) del año 2013, que marca las exigencias básicas de calidad que deben cumplir los edificios para potenciar el ahorro de energía y, además, cumplir los compromisos y obligaciones para con la Unión Europea, dado el horizonte ya muy cercano, en 2020, de los edificios de consumo casi ulo de energía.
Por otro lado, este derroche energético no sólo tiene consecuencias económicas, sino que también pasa factura al medio ambiente, ya que la producción de energía y su uso es responsable de la mayoría de las emisiones causadas de CO2, además de otros contaminantes.
De hecho, los clientes cada vez están más concienciados por estas cuestiones y buscan hoteles sostenibles, cuya actividad no suponga un grave perjuicio para el medio ambiente. En este sentido, un 30% de las personas que viajan por motivos de negocios eligen hoteles respetuosos con el entorno.
Confort que ni se ve ni se escucha
Si bien el estado de las instalaciones de un hotel y los servicios que éste ofrece son dos de los elementos más valorados por los clientes, hay otros aspectos intangibles, como la temperatura de una estancia o el nivel de ruido que soporta, que cada vez tienen más peso en la satisfacción del usuario. Es el denominado “confort oculto” que si bien no se ve son determinantes en la elección de un hotel que vende tranquilidad y descanso.
Tanto es así, que un 30% de las reclamaciones registradas por los hoteles, según el portal Hotel.Info, tienen como principal causa el nivel de ruido, hasta el punto de que uno de cada diez clientes que afirma haber sufrido estos inconvenientes reconoce que no repetiría en ese establecimiento.
A este respecto, según las estimaciones de Danosa, el 80% de los inmuebles españoles no cuenta con un aislamiento acústico adecuado, ya que hasta 2009 no tenían que incluir este criterio para su construcción. El ruido no solo es molesto, sino que también es perjudicial para la salud, pues las consecuencias de una elevada y continuada exposición a este tipo de contaminación puede derivar en irritabilidad, estrés, alteraciones del sueño y déficit de atención, mientras que en los casos más graves puede llegar a generar daños auditivos