I Congreso de Arquitectura Sostenible de Valladolid: un esfuerzo conjunto hacia la sostenibilidad

No hay tiempo que perder. La sostenibilidad nos atañe a todos desde nuestro compromiso social y hacia ella debemos converger. Es urgente un cambio de criterios con el fin de hacer posible lo necesario.

28 de noviembre de 2009.- La reflexión común de todos los ponentes del congreso nos orienta en esta dirección. Desde Shigeru Ban, cuya arquitectura ligera, limpia y bella responde a las demandas sociales, privilegiadas y no privilegiadas, a las ponencias espontáneas, y la sugerencia tecnológica de Ruiz-Gelí, todas las intervenciones han apuntado hacia la sostenibilidad como parte del nuevo paradigma de la vida del ser humano. Fernando Prats, bajo el pronóstico de que los próximos 10 años serán determinantes, aportó una consigna  ambiciosa y completa: Queremos vivir bien sin limitar los bienes de la biosfera. Para ello, es obvio que los problemas sobre sostenibilidad no se pueden solucionar con la misma lógica que se crearon, por lo que es preciso el cambio hacia un nuevo paradigma.

 

 

Juan María González, de la fundación Al Gore, abundó en este mensaje positivo para entender  la sostenibilidad como una oportunidad para avanzar, para crear una situación mejor para todos, que puede ser alcanzable e incluso oportuna para el desarrollo de nuevos negocios, como ya lo han sido otros objetivos que parecieron inciertos en su momento. Este cambio de reglas afecta a las distintas disciplinas de nuestra forma de vida y, desde luego, a la arquitectura. La innovación, desde su posición de anticipación, ha pasado a cuestionarse las reglas que empiezan a no ser funcionales: la palabra sostenibilidad necesita de estudio claro, diáfano, que distinga y que haga concretas muchas ideas que ahora están dispersas y cualquier iniciativa que la use debería explicitar los términos que lo justifican. Niclas Svenningsen, desde las Naciones Unidas propone una métrica de la sostenibilidad.  Nos recordó que la respuesta al aviso científico sobre el cambio climático compete a los ciudadanos y a la administración: ésta debe proponer incentivos fiscales para mostrar una implicación real. Nuevamente se recuerda el dato de que el 40% de los impactos ambientales son debidos a la construcción.

Salvador Rueda propone la lógica de la sostenibilidad como un cambio de estrategia,  en la que debemos imitar a la naturaleza con una arquitectura del conocimiento. Hemos de parametrizar, usar  indicadores que nos garanticen que la relación entre demanda de recursos y adopción de soluciones sea, al menos, equivalente para conseguir un buen balance sin perjuicio del medio ambiente. Este rigor en el estudio arquitectónico desde el apoyo técnico del conocimiento, es también adoptado por César Ruiz-Larrea, aplicándolo a la industrialización de las soluciones, con objeto de abaratar costes y conseguir edificios vivos.

No hay posibilidad de solución para el territorio sin la adopción de una estrategia de transición hacia un nuevo modelo económico y social, que implique disciplinas diversas; modificando el concepto y uso de la ciudad que están en el origen de los graves problemas con que nos enfrentamos. Lucien Kroll aportó su conocimiento y práctica en la promoción de la participación de los usuarios en los procesos arquitectónicos y urbanos como paso imprescindible para afrontar estos problemas, Ekhart Hahn participó de la idea del necesario entendimiento de la ecología aplicada a la práctica y como esta práctica y mediante la constitución de unidades de gestión a escala de barrio puede modificarse el metabolismo de  las ciudades. En la idea de Manuel Saravia la ciudad ha de entenderse de forma completa y colectiva, y no se puede aceptar una situación en la que la sostenibilidad se utiliza como emblema pero en la que las decisiones estratégicas, políticas y de inversión se realizan con una lógica en la que la movilidad, la seguridad, la salud, y los derechos humanos de los ciudadanos son relegados.

 

 

El entendimiento entre urbanismo y arquitectura, exige coordinación entre construcción, espacio urbano y movilidad, con objetivos de eficiencia y excelencia. En este entorno, la rehabilitación en términos de sostenibilidad del activo existente de nuestras ciudades, nuestros barrios, nuestros edificios deviene una parte importantísima. No se precisan viviendas nuevas, sino una rehabilitación integral y energética, que las normativas actuales no favorecen. Pablo Lazo hace un requerimiento a la Arquitectura multidisciplinar, completa, que analice antes de la actuación las consecuencias de la propuesta. Hay mucho por hacer, y la técnica y el estudio permitirán ahondar en el conocimiento.

Tanto Susanne Theumer, que desarrolló cómo con el análisis de soluciones sencillas se puede llegar a la construcción de viviendas pasivas y con alto rendimiento energético, como Carlos Expósito, sobre la evaluación de soluciones arquitectónicas bioclimáticas y tecnológicas energéticamente eficientes, expusieron las posibilidades de la tecnología y el diseño coordinados para obtener las mejores soluciones. El camino hacia una arquitectura comprometida con el medio exige más medios y más conocimiento en el estudio de materiales y sistemas que permitan discernir y seleccionar lo óptimo: debemos evitar que el concepto de sostenibilidad se convierta en la obligada consigna publicitaria, deshaciendo la estética del tópico con la experiencia y el conocimiento rigurosos.

Finalmente, tal como señala Fernando Prats, ya que tenemos el conocimiento y el convencimiento,  todos, el colectivo de la población, y no solo los arquitectos, debemos tener el coraje para actuar con coherencia. No hay tiempo que perder.

Gracias a todos los participantes.

Documento elaborado por AxS, Agrupación de Arquitectos por la Sostenibilidad del COACYLE.

Más información:
www.congresoarquitecturasostenible.es