Si pensaba que el transporte ecológico se limitaba a los coches eléctricos y las bicicletas, Siemens tiene una opinión diferente. Han ideado una forma de «reinventar» la gasolina. Literalmente.

¿Por qué sigue siendo un problema la gasolina?

La gasolina es un producto que sustenta toda la economía, pero también genera una serie de costes medioambientales y sociales. Aproximadamente la mitad del petróleo que se produce en todo el mundo se utiliza para fabricar gasolina. Y la mayor parte se quema en los motores de los coches, liberando al aire lo que los médicos y ecologistas denominan un «cóctel de problemas».

En ciudades como Madrid, hasta el 80 % de la contaminación atmosférica está directamente relacionada con los vehículos de motor. Los principales culpables son el dióxido de nitrógeno (NO₂), el monóxido de carbono (CO), las partículas en suspensión (PM2,5) y los hidrocarburos. El más peligroso de ellos es el NO₂, que irrita las vías respiratorias, afecta al funcionamiento de los pulmones y es especialmente perjudicial para los niños, los ancianos y las personas asmáticas. En España, se relaciona con más de 5000 muertes prematuras al año. Si miramos el panorama general, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, alrededor de 300 000 personas mueren prematuramente cada año en la UE debido a la contaminación atmosférica.

Además de la salud, hay otro factor: el clima. Los coches de gasolina producen cantidades significativas de dióxido de carbono (CO₂), lo que contribuye al efecto invernadero. Un litro de gasolina quemado emite aproximadamente 2,3 kilogramos de CO₂ a la atmósfera. Y aunque los coches eléctricos parecen la respuesta obvia, su transición masiva requiere tiempo, infraestructura y dinero. Por lo tanto, la gasolina sigue siendo parte de la ecuación que es difícil de abandonar.

¿Qué ofrece Siemens?

Un equipo de científicos de la empresa está trabajando en un combustible que denominan «gasolina verde». Se produce a partir de hidrógeno y CO₂. La tecnología parece bastante elegante: el hidrógeno se extrae del agua, se mezcla con dióxido de carbono y se convierte en metanol, un combustible líquido adecuado para los motores de los coches.

A diferencia de los combustibles a los que estamos acostumbrados, el metanol se puede producir de forma sostenible. El hidrógeno se obtiene mediante electrólisis, que requiere electricidad, preferiblemente electricidad verde. Y aquí es donde la cosa se pone interesante.

Reactor que puede «adaptarse al sol»

El conocimiento más importante de Siemens es el reactor en el que se produce toda la química. No solo convierte el hidrógeno en combustible. También puede adaptarse a suministros de energía inestables, como los del sol o el viento. Anteriormente, estas plantas requerían un suministro constante de gas y eran ineficientes cuando funcionaban a menos de su capacidad máxima. El nuevo reactor resuelve este problema al permitir un arranque rápido, un funcionamiento flexible en diferentes modos y resultados consistentes.

¿Qué significa esto para el transporte?

El metanol no es una novedad. Ya se utiliza en algunos tipos de transporte, especialmente en soluciones híbridas. La principal ventaja de la nueva versión de Siemens es el respeto al medio ambiente de todo el proceso.

  • Se utiliza hidrógeno obtenido del agua.
  • El CO₂ no se emite, sino que se utiliza como materia prima.
  • La tecnología no requiere grandes mejoras en la infraestructura.

No se trata de coches eléctricos, pero tampoco son los viejos coches de gasolina. Es un término medio: un combustible real y menos nocivo que se puede implementar ahora, sin esperar a una reforma completa del sector energético.

Perspectivas de futuro

La escala industrial es el futuro. Hasta ahora, las alternativas

ecológicas a la gasolina existen principalmente en laboratorios e informes científicos. Sin embargo, esto no es motivo para descartarlas.

La tecnología ya funciona: existen reactores, se produce metanol, hay hidrógeno disponible y, por desgracia, el dióxido de carbono abunda. Solo queda vincular todo esto en una cadena sostenible y económicamente viable. Esto significa que no estamos hablando de fantasías, sino de un escenario perfectamente factible. El enfoque de Siemens, que consiste en utilizar la infraestructura existente, motores conocidos y métodos probados, pero dotándoles de un nuevo significado, es muy interesante.

No es necesario esperar a una transición masiva a los coches eléctricos, construir decenas de miles de estaciones de recarga o romperse la cabeza con el reciclaje de las baterías. Si se puede llenar el depósito con combustible respetuoso con el medio ambiente, ¿por qué no empezar por ahí?

La gasolina verde podría ser una solución intermedia y realista para los países con una red de carreteras desarrollada pero con una electrificación del transporte débil (y la mayoría lo son). Reduce las emisiones, salva vidas, da un respiro al medio ambiente y no requiere cambiar la esencia misma del sistema de transporte.

El futuro dirá si el combustible verde se convertirá en el nuevo estándar o solo en una de las muchas alternativas. Pero lo principal es que cada vez disponemos de más tecnologías que nos permiten avanzar hacia la sostenibilidad sin sacrificar la comodidad. Y eso ya es una buena señal.