Normalmente, los cerrajeros solo se acuerdan cuando se atasca una puerta. Sin embargo, en España, este tema se está tomando ahora más en serio: las autoridades están dando finalmente los primeros pasos para crear un sistema oficial de formación para especialistas en cerrajería y sistemas de seguridad.
En un contexto en el que se habla de digitalización y alta tecnología, esta noticia puede parecer casi anticuada, pero solo a primera vista. En realidad, se trata de un intento de regular una de las profesiones más informales y vulnerables, en la que la calidad del trabajo afecta no solo a las puertas, sino también a la seguridad de las personas.
¿Quiénes son los «aprieta puertas»?
Según estimaciones de la Unión de Cerrajeros (UCES), en España, alrededor del 65 % de las solicitudes de servicios de cerrajería son finalmente atendidas por los llamados «aprieta puertas», como se les conoce en el sector. Estos contratistas no oficiales suelen encontrarse a través de pegatinas con números de teléfono colocadas en cualquier lugar. No tienen empresa, ni domicilio, ni responsabilidad legal en caso de problemas con un cliente, por lo que no hay ningún lugar al que acudir para reclamar.
La UCES lleva varios años haciendo campaña para explicar a la ciudadanía por qué trabajar con estos «artesanos» puede suponer daños en las puertas, pérdidas económicas e incluso riesgos para la seguridad. Ahora, esta labor está alcanzando un nuevo nivel gracias a la colaboración con el Gobierno.
Normas profesionales
El Ministerio de Educación y Formación Profesional (MEFP), a través del Instituto Nacional de Certificación y Acreditación (INCUAL), ha comenzado a desarrollar la primera cualificación oficial de España para especialistas en seguridad y cerrajería.
El objetivo es crear una estructura con unidades de competencia que sirva de base para programas de formación integrales, certificados y, lo que es más importante, un estatus profesional protegido.
Hasta ahora se ha creado un grupo de coordinación y se ha invitado a participar a profesionales del sector. En las próximas semanas comenzarán a trabajar en la norma profesional. Sí, el proceso es lento, pero el hecho de que finalmente haya comenzado es un logro significativo.
Programa de formación
Se espera que el nuevo programa incluya:
- Requisitos precisos de conocimientos y habilidades, incluyendo normas de apertura de puertas, trabajo con diferentes tipos de cerraduras, seguridad y ética.
- La certificación obligatoria y el acceso a la profesión solo estarán disponibles si se cumplen las condiciones.
- Ausencia obligatoria de antecedentes penales como criterio básico para la confianza.
- Formación en métodos de trabajo mínimamente invasivos para ahorrar a los clientes costes innecesarios y daños en las puertas.
- Los profesionales certificados deben cumplir un código ético y unos protocolos de servicio.
Se está creando un sistema en el que los clientes pueden comprobar fácilmente en quién confían para acceder a sus hogares. Esto significa menos riesgos, más transparencia y, por extraño que parezca, menos perjuicio para la economía: cuanto menor sea el mercado sumergido, mayores serán los impuestos y mejor será la calidad de los servicios.
Partidarios de la iniciativa
El sindicato UCES agrupa a las cuatro asociaciones profesionales más importantes de España y, según sus datos, representa a más del 80 % de todos los cerrajeros legales. Todos los miembros de la UCES se someten a una verificación interna, se comprometen a recibir formación periódica y se adhieren a normas de trabajo específicas.
La lista de especialistas certificados está a disposición del público, lo que ya garantiza en parte que no se trata de un «abridor de puertas» cualquiera, sino de un profesional verdaderamente formado y acreditado.
¿Por qué es importante?
La transición hacia la regulación en profesiones «manuales» como esta es una tendencia general. Tras la pandemia y en medio del aumento de la delincuencia doméstica, los gobiernos están revisando cada vez más las normas laborales en ámbitos en los que hasta ahora prevalecía una zona gris.
Los cerrajeros de seguridad son un ejemplo claro. Las personas que se ocupan a diario de cerraduras, puertas, cajas fuertes y sistemas de control siguen trabajando sin reconocimiento oficial y con una protección mínima. Pero estos son precisamente los ámbitos en los que se necesita la máxima transparencia.
Si la reforma sale adelante, los clientes podrán elegir finalmente entre «barato y desconocido» y «caro pero con factura», en lugar de entre profesionales certificados que pueden ser controlados y llamados de nuevo. Esto significa menos ansiedad, menos riesgo y más confianza.
Y no es un mal resultado, sobre todo si recordamos dónde empezó todo: con pegatinas en las entradas de los edificios.