Los combustibles sintéticos se pueden sumar a los convencionales y jugar así un papel directo en la reducción de emisiones de CO2 del parque automovilístico
Hasta hace poco, un motor de combustión libre de emisiones de carbono era algo inimaginable. Ahora, puede convertirse pronto en realidad.
El secreto reside en los combustibles sintéticos o neutros en carbono, cuyo proceso de fabricación captura CO2. De esta manera, este gas de efecto invernadero se convierte en materia prima, a partir de la cual se puede producir gasolina, diésel y un sustituto del gas natural con la ayuda de electricidad procedente de fuentes de energía renovable.
Los expertos de Bosch han cifrado, incluso, la contribución que podría aportar, tan sólo, la flota europea de automóviles. Así, para 2050, el uso de combustibles sintéticos empleados como complemento a la electrificación podría ahorrar hasta 2,8 gigatoneladas de CO2 o, lo que es lo mismo, 2.800.000.000.000 de kg 1. Esto equivale a tres veces las emisiones de dióxido de carbono que Alemania produjo en 2016.
*La combustión baja en carbono reduce el coste del tratamiento de los gases de escape¨
Más allá de las fronteras de Europa, la reducción de emisiones procedentes del tráfico rodado se presenta como un tema urgente.
Si se quieren alcanzar los objetivos climáticos fijados en la conferencia de París, las emisiones mundiales de CO2 procedentes del tráfico tendrán que reducirse en un 50% en las próximas cuatro décadas – al menos el 85% en las economías avanzadas.
Después de todo, incluso si algún día todos los coches llegaran a ser eléctricos, los aviones, los barcos, e incluso los vehículos pesados seguirían funcionando principalmente con combustible.
Los motores de combustión neutros en carbono que funcionan con combustibles sintéticos representan, por lo tanto, un camino muy prometedor a explorar, también para los turismos.
Ventajas de los combustibles sintéticos
Además, los combustibles sintéticos se pueden diseñar para ser quemados prácticamente sin hollín. De esta manera, se podría reducir el coste del tratamiento de los gases de escape.
Otra ventaja crucial es que se puede seguir utilizando la red actual de estaciones de servicio. Lo mismo se aplica a la experiencia existente en el motor de combustión.
Por otra parte, aunque los coches eléctricos reducirán significativamente su precio en los próximos años, el desarrollo de estos combustibles podría ser rentable.
Bosch ha calculado que hasta los 160.000 km, el coste total de un híbrido que funcione con combustible sintético podría ser menor que el de un coche eléctrico de gran autonomía, dependiendo del tipo de energía renovable utilizada.
Una nueva oportunidad para las estaciones de servicio
Desde el punto de vista técnico, ya es posible fabricar combustibles sintéticos. Si la electricidad utilizada se generase a partir de energías renovables (y por lo tanto libres de CO2), estos combustibles serían neutros en carbono y muy versátiles.
El hidrógeno (H2) que se produce inicialmente puede utilizarse para alimentar las pilas de combustible, mientras que los combustibles creados a partir de un procesamiento adicional, podrían utilizarse para mover motores de combustión o turbinas de aviones.
*Proyectos piloto en Noruega y Alemania¨
Actualmente, se están llevando a cabo proyectos piloto para comercializar diésel, gasolina y gas sintético en Noruega y Alemania.
Además, debido a que los combustibles sintéticos son compatibles con la infraestructura existente y con los actuales motores, lograr un alto grado de penetración en el mercado requeriría mucho menos tiempo que electrificar la flota de vehículos existente.
Combustibles sintéticos también en coches antiguos y clásicos
Tampoco cambiará nada para los conductores de vehículos antiguos ya que, incluso los coches clásicos seguirán funcionando con gasolina sintética, puesto que en términos de estructura química y de propiedades fundamentales, sigue siendo gasolina.
Más información acerca de los combustibles sintéticos
¿Qué se debe hacer para que se impongan los combustibles sintéticos?
A pesar de todo, aún se necesitan esfuerzos considerables antes de que los combustibles sintéticos puedan popularizarse en el mercado.
Las instalaciones de procesamiento siguen siendo caras, y sólo hay unas pocas plantas de prueba. El Ministerio de Economía y Energía de Alemania apoya los combustibles sintéticos como parte de su iniciativa «Energías alternativas en el transporte».
El uso generalizado de estos combustibles también se verá favorecido por la creciente disponibilidad de electricidad procedente de energías renovables y, por tanto, por la consiguiente caída de precios.
¿Cómo se fabrican los combustibles sintéticos?
Los combustibles sintéticos se fabrican únicamente con la ayuda de energías renovables.
En una primera etapa, el hidrógeno se produce a partir del agua. El carbono se añade a esto para producir un combustible líquido. Este carbono puede ser reciclado de procesos industriales o incluso capturado desde el aire mediante filtros.
La combinación de CO2 y H2 da como resultado el combustible sintético, que puede ser gasolina, diésel, gas o incluso queroseno.
¿Cuánto costará el combustible sintético?
Actualmente, la producción de combustibles sintéticos es un proceso complejo y costoso.
Sin embargo, una subida de la producción y precios favorables de la electricidad podrían hacer que los combustibles sintéticos fueran significativamente más baratos. Los actuales estudios sugieren que el combustible en sí (excluyendo los impuestos especiales) podría costar, a largo plazo, entre 1,00 y 1,40 €/litro.
¿Cuál es la diferencia entre los combustibles sintéticos y los biocombustibles?
Los combustibles sintéticos no significan, en primer lugar, una elección entre llenar el depósito de combustible o el plato de comida, como es el caso de los biocombustibles.
Los combustibles sintéticos se obtienen mediante procesos termoquímicos a partir de carbón, gas natural o biomasa.
Los obtenidos de la biomasa suelen llamarse biocombustibles.
Si se utiliza energía renovable en su elaboración, los combustibles sintéticos pueden producirse sin las limitaciones de volumen a las que están limitados los biocombustibles debido a factores como la cantidad de masa vegetal disponible.