Para absorber el aumento de usuarios de transporte público hay que potenciar mejoras como la frecuencia de paso, mayor capilaridad y velocidad comercial.
Un 45% de no usuarios de transporte público lo utilizaría si tuviera dificultades para aparcar en destino. Ante la tendencia a restringir el tráfico privado contaminante en las almendras centrales de las ciudades, como Madrid Central, que entra en vigor el viernes 30 de noviembre.
Dejar el coche y moverse en transporte público al trabajo o por ocio. Un cambio en la forma de desplazarse que, entre otras medidas, se está fomentando con restricciones al tráfico de vehículos privados en los centros de las ciudades, como es el caso de Madrid Central. Que entra en vigor el 30 de noviembre. Y lo cierto es que el 45% de los no usuarios de transporte público en Madrid y Barcelona empezarían a usarlo si se encontraran con dificultades para aparcar en su destino, según el informe “Descifrando al No Viajero” de la asociación de transporte público urbano y metropolitano Atuc.
En el conjunto de España, los que se convertirían en usuarios es un porcentaje muy parecido al de las dos grandes metrópolis, un 44%. Un dato a tener en cuenta en tanto el anteproyecto de la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, que en breve entrará en fase de tramitación parlamentaria, obligará a los municipios de más de 50.000 habitantes a crear zonas de bajas emisiones no más tarde de 2023.
Potenciar el servicio de transporte público
Sin embargo, Atuc hace hincapié en que estas restricciones al tráfico privado contaminante requerirán que las administraciones competentes potencien el servicio de transporte público urbano y metropolitano para absorber el aumento de usuarios por el trasvase desde el coche, garantizando una adecuada prestación de servicio, tanto en términos de tiempo como de comodidad.
En este sentido, la entidad calcula que el transporte público podría alcanzar en España los 7,5 millones de usuarios, frente a los 4,5 millones actuales. No obstante, reconoce que para ello habría que implementar mejoras en el sistema relacionadas sobre todo con la velocidad, entre las que destaca el aumento de la frecuencia de paso. De hecho, si ésta fuera mayor, el 27% de los que todavía no usan el transporte público empezarían a utilizarlo.
Así, dos de las tres mejoras más decisivas tienen que ver con el tiempo, una obviedad si se tiene en cuenta que más de la mitad de los potenciales viajeros reside en Madrid y Barcelona, las ciudades más grandes y donde las necesidades de movilidad resultan más acuciantes.
Atuc considera necesario reducir el número de coches en circulación para rebajar los niveles de contaminación. Y en ello tiene mucho que ver el tráfico rodado, que origina el 50% de las emisiones contaminantes en los centros urbanos y, de ellas, más del 90% corresponden a los coches. Sin embargo, las medidas que se implanten para combatir este problema no deben ir solamente en la dirección de electrificar el parque de vehículos, puesto que se necesitarían tres décadas para ello, y además no acabaría con el problema de los atascos.
Alternativas de movilidad
Por ello, esta transición requiere alternativas reales de movilidad y el desarrollo de iniciativas legislativas y planes que eleven la consideración del transporte público dentro del nuevo escenario de movilidad, en el que se convierte en la primera opción para desplazarse junto a otras soluciones complementarias como el carsharing, la bicicleta o el patinete, entre otras.
Según el secretario general de Atuc, Jesús Herrero, “ante las restricciones circulatorias el transporte público se verá obligado a absorber un aumento significativo de usuarios. Y para cubrir sus necesidades de movilidad el primer paso es garantizar el equilibrio y la sostenibilidad del sistema con una Ley de Financiación existente en toda Europa salvo en España. No pedimos más dinero, sino una mejor distribución de los recursos para poder anticiparnos a las crecientes
necesidades de movilidad”.