Esta semana finaliza el plazo para presentar alegaciones al nuevo borrador del RD sobre autoconsumo que el Gobierno ha modificado como respuesta a la presión de todos los partidos políticos, de la sociedad y a los comentarios de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) y del Consejo de Estado. La Fundación Renovables ha decidido no presentar alegaciones al borrador modificado, porque consideran que la propuesta solo pretende que no se desarrolle el autoconsumo en nuestro país. En definitiva, se trata de un texto ante el cual solo cabe una enmienda a la totalidad.
Los ligeros cambios introducidos tanto en lo referente a las pequeñas instalaciones, como en la apertura engañosa a la utilización de baterías constituyen un paso más en el proceso de confusión que el actual gobierno ejerce respecto las renovables: una declaración falsa de su apuesta por la única fuente de energía utilizable que dispone España. Es un engaño como lo demuestra el hecho de que con su continua actuación regulatoria ha conseguido arruinar a todos los inversores que creyeron que en España existía seguridad jurídica; ahí están las innumerables denuncias ante el CIADI y el Tribunal Supremo o el cierre paulatino de toda la floreciente industria que se desarrolló convirtiendo a España hace años en un líder tecnológico a nivel mundial.
En las últimas semanas estamos siendo testigos de una serie de gestos populistas -se acercan las elecciones- por parte del Gobierno en un intento de bajar el precio de la electricidad, intento que va a resultar imposible si no se acomete una modificación profunda del marco regulatorio que este mismo gobierno ha construido en la soledad que le caracteriza y sin apoyo de ninguna fuerza política pero, eso sí, con la aquiescencia de un sector eléctrico que sabe que la connivencia con el ejecutivo permitirá que poco a poco se trasladen al consumidor todos los costes de la reforma.
Por todo ello, desde la Fundación Renovables no queremos formar parte o ser la coartada de un proceso que dista mucho de ser democrático, porque no puede ser legal aquello que va contra los derechos inherentes de sociedad y solo pretende favorecer a unos pocos.
Esperamos que en las próximas elecciones, por lo manifestado por todos los partidos políticos, la legalidad social se imponga y la sinrazón energética de la regulación de estos últimos años sea un mal sueño que, aunque con un alto coste, tuvimos. Pero hoy por hoy, no podemos ser la coartada de esta sinrazón porque nosotros sí queremos renovables.