En España, el tan esperado autoconsumo atraviesa un momento delicado, tras haber impuesto un gravamen a la producción de electricidad casera en la última reforma eléctrica.
Un reciente estudio indica que, tanto los hogares como industrias, serían capaces de autoproducir hasta el 70% de su consumo energético, mientras que deberían comprar el 30% restante a las compañías eléctrica. Es más, teniendo en cuenta la gran rapidez con la que la tecnología ha hecho que bajen los costes de la energía fotovoltaica, esta cifra, con ayuda de baterías, podría incluso rozar en el futuro el 100%. ¿Por qué entonces no se apoya abiertamente el autoconsumo en España? ¿Es que no se quiere avanzar en eficiencia energética, sostenibilidad y apoyo a las energías renovables?
Sus autores concluyen que los hogares y las industrias podrían autoproducir hasta el 70% de su consumo, y el resto comprarlo a la compañía eléctrica. Pero a la velocidad a la que bajan los costes de la fotovoltaica, el usuario podrá en el futuro producir el 100% con ayuda de baterías, teniendo la red solo como respaldo.
Sin embargo, el autoconsumo es una fórmula que funciona con éxito desde hace diez años en numerosos países, que apuestan decididamente por la eficiencia energética, el ahorro y el futuro sostenible.
Entre ellos, por ejemplo, pueden citarse casos como Italia, Alemania o Estados Unidos, concretamente el estado de California. Todos ellos dejan que tanto en los hogares como en las pequeñas industrias se pueda producir electricidad propia, emplearla y volcar a la red aquella que sobra. Es más, los usuarios obtienen compensación por esa electricidad que devuelven, ya sea en dinero o en kilovatios.
En la mayoría de estos casos, los sistemas con los que se accede a la generación de la propia energía funcionan con placas fotovoltaicas, debido especialmente a que los avances tecnológicos han permitido aminorar los costes hasta un 80% en sólo cinco años.
Tampoco se paga peaje alguno por autoconsumo en otros países donde ya está establecido este sistema de generación de energía como Bélgica, Dinamarca, Japón, Canadá, Brasil o México. En estos casos, los usuarios no deben abonar un pequeño peaje llamado de “respaldo” como se ha implantado en nuestro país. Una medida que los expertos califican como negativa, ya que frena el impulso a las energías renovables, dificulta el ahorro de los consumidores y vuelve a fomentar la distribución centralizada a mano de las grandes compañías eléctricas.
El ejemplo de California: autoconsumo real desde el año 1996
En Estados Unidos, el estado de California se ha convertido en un referente mundial en autoconsumo, ya que introdujo esta opción de generación en la tarta de la producción eléctrica en el año 1996. A la vanguardia en todo lo relativo a nuevas tecnologías y desarrollos, su decidida apuesta por el autoconsumo ha hecho que a finales del año 2012 la cifra de personas que se benefician de esta opción alcanzase los 40.000. Es más, se premia a los que devuelven la energía sobrante a la red . Un cálculo que se realiza de forma anual mediante la entrega de créditos en kilovatios.
Alemania: Más de un millón de instalaciones de autoconsumo
En Europa, Alemania, que se sumó al autoconsumo hace trece años, en el 2000, ya cuenta con más de un millón de instalaciones de estas características. Es más, ahora se da una ayuda del 30% a la compra de baterías por parte de los usuarios que se animen a producir su propia electricidad. Sólo hay un condicionante, que no se sobreapse el 60% de la autoproducción, con el fin de garantizar el flujote la red eléctrica y el suministro.
Está claro entoces la gran unión entre el éxito de la implantación del autoconsumo y el apoyo de las autoridades. Una apuesta por la que, quizá, aún no se deciden claramente en España.