Los edificios de consumo de energía casi nulo (EECN), es una expresión que sale a relucir cada vez más a la hora de hablar de eficiencia energética en la edificación, especialmente en el ámbito residencial. Aún con implicaciones muy desconocidas para el ciudadano, pero con un peso cada vez mayor en la toma de decisiones en materia de construcción sostenible.
¿Qué son? ¿Cómo se definen los edificios de consumo de energía casi nulo? Pues una primera explicación viene recogida en la directiva europea 2010/31, que hace referencia a la eficiencia energética de los edificios. En esta norma se explica que se denominan así a “aquellos edificios con un rendimiento muy alto de energía, donde la casi nula o muy baja cantidad de energía requerida debe ser ampliamente cubierta por fuentes renovables en el lugar o cerca del mismo”.
Si bien el concepto queda claro, será cada uno de los estados miembro de la Unión Europea en que establezca unas características propias, que va en función de la estructura y el tipo de parque inmobiliario que tenga. De momento, en nuestro país se trabaja en ello, pero aún no está completamente definido qué elementos debe tener o cumplir un edificio para considerarse de consumo de energía casi nulo. Este hecho preocupa y mucho al sector de la construcción en su conjunto, ya que la Unión Europea deja claro que “a partir del 31 de diciembre de 2020 todos los edificios que se construyan serán de «consumo de energía casi nulo». Una fecha que se adelanta a 2018 en el caso de los edificios públicos.
La situación de España a este respecto se recoge en un interesante informe elaborado por el organismo europeo sin ánimo de lucro Buildings Performance Institute Europe (BPIE). Este estudio recoge cómo se encuentra cada país respecto a la definición de edificios de consumo de energía casi nulo, así como los indicadores y enfoques que se tienen en cuenta en este trabajo. El objetivo del informe es poner en valor la importancia que tiene el vínculo entre la creación de una definición nacional, su aplicación gradual y su promoción en el ámbito inmobiliario. El análisis del BPIE arroja datos muy esclarecedores, como que ya hay 15 países de la Unión Europea que ya tienen disponible su propia definición. España, si bien, se encuentra entre otro listado de aquellos nueve en los que este concepto “todavía es objeto de debate y no se ha finalizado aún». A este respecto, nos tiran un poco de las orejas y nos recuerdan que “España debe publicar ya su definición de EECN y así colaborar con las constructoras en la identificación de un modelo de edificio altamente energético para todos los países mediterráneos».
La rehabilitación: Más difícil que en nueva construcción
En este informe también se resalta la diferencia que existe entre las estrategias de los Estados Miembros para los edificios de nueva construcción y los ya construidos. Casi la mitad de estos han definido su estrategia para nuevos edificios. Sin embargo, sólo ocho de ellos han establecidos claramente los requisitos EECN para edificios que sean objeto de rehabilitación.
En este sentido, los expertos señalan que «Es más fácil construir un EECN dada su ubicación y orientación, el empleo de materiales nuevos y tecnologías integradas en el diseño”. Aplicar estos conceptos en obras de rehabilitación, implica que hay menos flexibilidad de maniobra y más impedimentos.
Avances en España: Edificio de consumo de energía casi nulo
Desde nuestro país se aclara desde diferentes organismos que el hecho de no tener definido completamente el modelo de un Edificio de consumo de energía casi nulo (EECN), no quiere decirse que no se esté trabajando de forma intensa en ello y no se estén realizando los pasos correspondientes.
De momento, desde la administración se elabora, poco a poco, una definición progresiva de qué elementos deben tenerse en cuenta para considerar que un edificio tiene estas características. El primer paso ha sido la modificación en el año 2013 del Documento Básico de Ahorro de Energía del Código Técnico de la Edificación (CTE). Este cambio indica una forma completamente distinta de plantearse los criterios respecto a cómo se hacía en el año 2006. Así, se ha procedido a establecer una estructura válida para avanzar hacia la definición de EECN. En ella se ha incluido un nuevo indicador de energía primaria no renovable. Además, se ha realizado un enfoque más prestacional donde los técnicos puedan tener una mayor flexibilidad para implantar soluciones.
Otro de los pasos claros será la consideración de la eficiencia. Para ello, se aumentan las exigencias de demanda energética. En aquellos edificaciones nuevas, por ejemplo, se busca aplicar medidas para conseguir una reducción media del consumo para vivienda plurifamiliar de entre un 18% y un 44%. Este porcentaje variará en función de la zona climática.