La iluminación museográfica y el reto de proporcionar una excelente experiencia visual de las obras de arte y garantizar su conservación
Si la luz es importante en todos y cada uno de los ámbitos de la vida, lo es particularmente en los museos, espacios creados hace más de dos siglos, durante la Ilustración europea, para coleccionar, preservar, estudiar y, evidentemente, contemplar obras de arte.
En este sentido, el Clúster de Iluminación CICAT quiere poner en valor el papel fundamental de la iluminación en museos y galerías de arte, puesto que debe conciliar la correcta contemplación de las obras y la conservación de las mismas.
Cristina Camps, responsable del Departamento de Proyectos de Iluminación de ERCO Iluminación, que es socio del Clúster de Iluminación CICAT, expone qué requisitos debe cumplir siempre la iluminación museográfica:
“Por un lado, debe adaptarse perfectamente a las necesidades conceptuales y de percepción, reproduciendo correctamente los colores de las obras de arte, evitando brillos, controlando las sombras, mostrando el volumen de los objetos… Y, por otro lado, debe ajustarse a los criterios de su conservación, evitando su deterioro”.
Sin embargo, el papel de la iluminación en los museos va mucho más allá de esta doble función ya que también es una valiosa herramienta que permite desarrollar el relato expositivo , como relata la responsable de este socio del Clúster de Iluminación CICAT.
Iluminación museográfica una herramienta que permite desarrollar el relato expositivo
Por ejemplo, si el comisario de la exposición persigue una presentación equitativa y neutra del conjunto, optará por una luz clara y uniforme acompañada de unos espacios en color blanco que trasmita una comunicación objetiva.
Por el contrario, si se propone enfatizar de una forma más llamativa las obras expuestas, empleará una luz más acentuada que combinada con paredes de colores ofrezca contrastes de claridad y sombras intensos. Se trata de un tipo de iluminación propio, por ejemplo, de espacios histórico en los que se pretende singularizar las piezas expuestas.
Finalmente, a través de la luz también se puede realizar una escenificación diferenciada de las obras expuestas, estableciendo jerarquías de percepción entre las obras y en relación al espacio mediante niveles de claridad diferenciados.
“E incluso mediante el uso de distintas temperaturas de color se pueden crear contrastes entre zonas del museo, contribuyendo así a una vivencia más emocional”, añade Camps.
El próximo 20 de mayo, la Nit dels Museus, cuando decenas de espacios expositivos abran sus puertas excepcionalmente en horario nocturno, será una buena oportunidad para comprobar hasta qué punto es importante la iluminación museística.