Isabel Tejero, directora general de Bureau Veritas Solutions y miembro del Clúster de l’Energia Eficient de Catalunya ( CEEC) nos da su opinión.
Desde hace más de un año, vamos aprendiendo más y más sobre el sistema de Certificados de Ahorro Energético ideado por el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico para impulsar de una vez por todas el sector de la eficiencia energética en el país.
Tras la aprobación del RD36/2023 en enero de este año, estamos muy cerca de poder empezar a comprar y vender certificados; y ver si este nuevo mercado de ahorros energéticos funciona tan bien como todos esperamos. Las bases están ya puestas y en pocos días acabaremos de saber cómo son los procesos de registro de los Sujetos Delegados; y de acreditación de las empresas verificadoras.
Con los Sujetos Delegados definidos en la Orden que establece las obligaciones para 2023; y con una plataforma que confiamos estará operativa este mismo año, parece que lo tendremos todo arreglado para arrancar el sistema con todas las garantías.
Los Sujetos Obligados, como no puede de otra forma, están interesantes desde ahora mismo al cubrir sus obligaciones al menor coste posible. Las empresas que quieren ser Sujetos Delegados trabajan contratos, analizan borradores de fichas, contactan con potenciales verificadores para conocer costes; y establecer estrategias, buscan acuerdos con bancos para preparar herramientas de financiación que les permitan ser competitivos y buscan por encima de todo ahorros energéticos.
Ahorros energéticos
No deja de ser curioso que un mercado que se posiciona en torno a la eficiencia energética, tenga su punto más débil en la consecución de ahorros energéticos. Todo el mundo quiere comprar, pero ¿Quién los pone a la venta? ¿Quién les ofrece al mercado de forma más o menos masiva? La gran mayoría de la sociedad no conoce las ventajas económicas de este nuevo sistema, y no hablo sólo de individuales, también de empresas grandes y pequeñas.
Tampoco existe hoy en día ningún tipo de obligación en conseguir ahorros energéticos por ley. Las empresas las implementan voluntariamente; ya sea por compromiso medioambiental, porque la factura energética se ha duplicado o triplicado en los últimos tiempos o también por las subvenciones que vienen principalmente de Europa. Nos tocará informar mucho, hacer mucha pedagogía; y reclamar legislación que ayude o fuerce a realizar medidas de ahorro al estilo del Décret Terciaire francés como complemento del sistema CAE.
Así pues, parece claro que el nuevo mercado de CAEs necesita empresas informadas que estén en contacto con la generación de muchos ahorros energéticos: empresas de servicios energéticos, grandes multinacionales, empresas de retail, ingenierías especialistas en eficiencia energética, empresas de producto eficiente, administradores de fincas y tantas otras.
Me gustaría alentar a todas estas empresas que canalicen soluciones de eficiencia energética, ya sea de producto o de servicio, a que se posicionen como empresas intermediarias. No son actores de segunda del sistema. Son la pieza clave que garantizará el éxito de la iniciativa que apenas arranca y que seguramente por desconocimiento, no se valora suficientemente. No tendrán que asumir los riesgos de un precio de mercado inestable, no tendrán que buscar financiación, sólo hacer lo que saben: promover la eficiencia energética.