Desde Europa se continúa con el continúa su impulso a la energía solar fotovoltaica. De hecho, se ha puesto en marcha una nueva red de formación para científicos especializada en energías renovables, más en concreto en tecnologías fotovoltaicas avanzadas de película delgada. Esta iniciativa se incluye en el proyecto Kestcells, dotado con 3,7 millones de euros, y que tiene como prioridad la consecución de nuevos avances que impulsen la formación en esta fuente de energía limpia. Para ello, habrá doce doctorados y otras dos investigaciones en régimen de postdoctorado.
Esta actuación se engloba dentro de la firme apuesta de la Unión Europea por las renovables, especialmente eólica y energía solar fotovoltaica, y las emisiones de C02. En concreto, desde el Parlamento se votaron recientemente los nuevos objetivos para reducir las emisiones de CO2 y aumentar el uso de renovables y los ahorros energéticos con el horizonte puesto en el año 2030. Una lucha que, a pesar de las dificultades y la lentitud, en muchas ocasiones, sí muestra un claro objetivo a medio plazo para conseguir que las fuentes limpias sean una de las más importantes en la generación eléctrica.
A pesar de los grandes retos a los que aún se debe hacer frente para su plena expansión, sí es cierto que la energía solar fotovoltaica ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos años, especialmente impulsada por la necesidad de cambiar el modelo energético en materia de generación. Esto se debe a los mecanismos de fomento de algunos países, y la mejora en tecnología.